Entre los niños y chavales sevillanos (y sevillistas) que entre el otoño del 92 y la primavera del 93 alucinaban con la presencia de Diego Maradona en Sevilla, había un privilegiado, probablemente el joven más envidiado de la ciudad. Luis Cuervas del Real (Sevilla, 15-05-1975) es hijo del presidente que, con su alma de juguetero, llevó la ilusión a media Sevilla. “Cuando llegó, a pie de avión, allí estaba yo. Después fuimos en el coche al estadio para el partido con el Deportivo y al llegar la gente zarandeaba el coche. Me dijo entones, ‘Luisito, vamos a hacer historia acá en el Sevilla”, recuerda Cuervas.