¿La culpa es de sus futbolistas por dar un paso atrás o sencillamente en una filosofía de vida que mana del cuerpo técnico que tan bien los entrena durante el laboratorio semanal? Debe ser un poco de las dos cosas, está claro, pero no es la primera vez que los blancos dan un paso atrás cuando ya tienen encauzado el triunfo en un partido y otras veces se han librado de la tragedia por las circunstancias que tiene el fútbol, porque el cabezazo del delantero se estrella en el guardameta, porque el ejecutor material estaba en ligero fuera de juego o porque Koundé comparecía de forma milagrosa entre los tres palos. No se puede pensar en la simpleza y torpeza de que un técnico acule a su equipo voluntariamente y ante uno de los rivales más débiles, jugando en casa, durante una hora. Pero igualmente es responsable Lopetegui de que sus futbolistas levantasen el pie del acelerador de manera tan grosera.