No será el único en llegar para reforzar la tan novelada y debatida demarcación de mediocentro, en la que aún se atisba más de una permuta dentro de la revolución estival de este remozado Sevilla, pero, de momento, es el que ya está aquí: Sebastián Cristóforo. El clásico 5 uruguayo por el que suspiraba Monchi. Y es curioso, porque el otro nombre que se vinculó a la entidad hispalense la semana pasada, el del colombiano Carlos Sánchez, también respondía al de un pivote poderoso en esa posición del campo, formado en la escuela charrúa de Danubio y River Plate de Montevideo antes de emprender su aventura en el fútbol galo.