Ya ha asumido que se ha convertido en el muñeco de pim, pam, pum de una afición con ganas de enfadarse con todo. Manuel del Moral Fernández (Jaén, 25-2-84) no se esconde y acepta que no está en su año más afortunado, pero también recuerda -y con razón- que es un delantero y nunca dejó de serlo. Jugar en la izquierda se le ha vuelto en contra en muchos partidos en los que ha sido objeto incluso de una crítica insana, con malas intenciones. Al sevillismo siempre le encantó buscar un futbolista al que castigar y en el que volcar sus propias frustraciones. Manu, quizá por su carácter afable y cara de bueno, es el chico perfecto.