El largo parón al que se vio obligado el Sevilla en invierno por el aplazamiento del partido en el Santiago Bernabéu, debido al Mundial de clubes, sirvió para que los preparadores físicos del equipo, Sergio Domínguez y Moisés de Hoyo, realizaran un trabajo específico con el objeto de que la plantilla cogiera fondo físico. El Sevilla se fue de vacaciones antes de Navidad, pero también regresó antes que ningún equipo a los entrenamientos y el cuerpo técnico abundó en la carga física.