Es tan fuerte la rivalidad que existe entre Betis y Sevilla, y tan alta la barrera imaginaria que separa los barrios de Heliópolis y Nervión, que pocos futbolistas han conseguido saltarla para cambiar de bando, ya que la inmensa mayoría siempre fue fiel hasta las últimas consecuencias y los clubes casi siempre se han mostrado reacios a intercambiar futbolistas.