El hecho de que ayer Emery se llevara la plantilla a un paintball algunos lo entendieron como que a los futbolistas del Sevilla FC tienen problemas de cohesión. La incomprensión de Kevin Gameiro en su cambio ante el Valencia (un estupor que en ese momento compartimos todos los sevillistas) o las individualidades de Marko Marin son los únicos acicates que necesitaban los deslenguados para edificar castillos en el aire.