Monchi llega con mando en plaza en el Sevilla. Y mucho trabajo por delante. Construir el futuro desde dentro, sabiendo qué piezas necesitas y cuál va a ser el color del próximo proyecto. Con que estilo impregnar su casa, desde los escalafones inferiores al primer equipo. Señas de identidad de siempre, algunas de las cuales se han perdido por el camino. El sevillismo espera ansioso y alerta. Dos años con pronunciados dientes de sierra y desembolsos gigantescos en el mercado de fichajes tienen a la grada con la mosca detrás de la oreja. Monchi llega para tranquilizar y reconducir el camino. No se confía en nadie tanto como en él.
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