Jornada muy redonda la de ayer para el Sevilla, que avanzó tremendamente en la necesaria operación salida que estaba obligado a llevar a cabo con tal de recuperar un buen dinero que, ahora, debe emplear en terminar de perfilar la plantilla. El día no pudo ser más positivo: Escudé se comprometió por dos temporadas con el Besiktas turco; Guarente, tras pasar un exhaustivo reconocimiento médico, firmó su cesión con el Bolonia;y, por si fuera poco, Romaric prácticamente alcanzó un acuerdo para obtener la carta de libertad y marcharse al Zaragoza de Manolo Jiménez.