El sevillista, empezando por su presidente, pasando por el director deportivo, el entrenador, todos los futbolistas y el resto de los profesionales, además de todos los que abrazaron desde pequeños la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión, tiene motivos más que de sobras para explotar todos los emoticonos del wapsap que hacen alusión a las sonrisas. El estado de felicidad debería ser unánime, por supuesto que sí, aunque alguno habrá, seguro, que tenga algún motivo para la queja. Si no, igual no serían dignos de estar metidos en esa religión…