Todo parecía listo para que Diego Costa (1988) firmase el documento con el que concluía su relación con el Atlético, seis meses antes del final de su contrato. Se le esperaba a media tarde en las oficinas del Wanda Metropolitano, pero el ariete, siempre imprevisible, se negó a estampar su firma. La razón: El jugador se niega a firmar la rescisión de su contrato si el Atlético no quita del documento la penalización por firmar por el Sevilla, Real Madrid o Barcelona. Piensa presentarse en el entrenamiento.