Aunque desde ciertos puntos geográficos cubiertos de blanco a Sevilla le critiquen que diga las verdades del barquero. Ya llegará el momento de que la acaricien el lomo otra vez. Porque la veleta se mueve con el viento. Julen no se mueve ni con Filomena. Él sabe lo que tiene y cómo sacarle rendimiento. Le queda el aplauso que le debe la grada del Sánchez-Pizjuán. Un entrenador tan suyo. Que mira con cara de pocos amigos los elogios lejanos y abraza el llanto sincero. Don Julen. Entrenador del Sevilla FC.