Pudieron marcharse a finales de agosto, pues ofertas importantes no le faltaron. En el caso de Krychowiak, incluso, hubo hasta dos equipos que estaban dispuestos a pagar la cláusula de rescisión, 30 millones, pero el polaco cortó cualquier opción. Primero llamó a su agente, David Manasseh, y después al Sevilla FC, e instó a pararlo todo. Se quedó.