Béticos y sevillistas tienen dos formas de ver el fútbol, y por tanto la vida: ya saben, el balompié es lo más importante de las cosas no importantes. Pero ambas aficiones comparten más de lo que creen. Sólo tienen que pararse a pensar un poco para percibirlo. Y en las vísperas de otro duelo, unos y otros coinciden en otra percepción añadida: cierta pesadumbre, temor incluso. El anfitrión es un pésimo local en esta Liga (5 puntos de 21 posibles) y el visitante tiene aún menos motivos para henchir su pecho (4 de 21). No obstante, el seguidor que quiera agarrarse a la historia para revitalizar sus sensaciones está de enhorabuena.