El debut en un partido oficial con la camiseta del Sevilla de Maduro y de Álex Rubio, por distintas pero igualmente agradables circunstancias, fue la nota positiva de un partido que ha dejado una profunda desazón en la afición sevillista e incluso en la plantilla. Es complicado no seguir dándole vueltas a las causas por las que el Sevilla fue incapaz de ganar en Vallecas después de crear una docena de buenas ocasiones de gol, incluidos esos dos penaltis que ni siquiera necesitaron de la mediación de los guardametas del Rayo para que no subieran al marcador.