Las dudas, sobre todo, por la imagen dada en algunos partidos (vuelta ante el Basaksehir , la primera parte de Liverpool o los encuentros en Getafe y San Mamés, entre otros) habían despertado una inquietud que terminó finalmente reventando en forma de alarma tras caer estrepitosamente en Moscú. Los cinco goles en contra, pero, sobre todo, la imagen de pasividad en determinadas fases del duelo ante el Spartak, rompieron cualquier equilibrio previo al que se agarraban los defensores de los números y le enseñó a Berizzo que el camino llano y de tranquilidad previo al segundo parón liguero es hoy un recorrido de cuestas y confusiones.