El Sevilla tenía un mosqueo tremendo con la designación de Sánchez Martínez para el partido de Copa. De puertas para adentro no había gustado nada que se eligiese al mismo colegiado que dos años antes allanaba otra remontada del Barça al Sevilla con un polémico penalti a Messi. El arbitraje de ayer ha dado la razón a aquellos que recelaban de su imparcialidad. La tarjeta a Mingueza que suponía la expulsión y el penalti no señalado a Lenglet se suman a otras actuaciones de este colegiado con el que el sevilla no tiene ‘suerte’.