Los radicales persiguieron con sus coches el autobús que transportaba a los sevillistas tras el partido entre el Maribor y el club andaluz.
También resultaron heridos los conductores del vehículo, de nacionalidad italiana.
Los agredidos recibieron atención médica y pudieron emprender el viaje de regreso con el resto del grupo.
Ni antes ni durante el partido se produjeron disturbios, gracias a las grandes medidas de seguridad.