El Atlético de Madrid, rival del Sevilla F.C. el domingo, es la viva imagen de Diego Pablo Simeone: carácter fuerte, alto temperamento y una incuestionable competitividad con la que no entiende ser superado. Son los valores de un conjunto hecho a imagen y semejanza de su entrenador, una serie de méritos que, siendo sinceros, nacieron hace ya 43 años en una humilde familia argentina. Mientras que el niño, el hoy ídolo atlético, crecía con un balón en los pies, su padre, Carlos, dedicaba buena parte de su tiempo a vender calefactores; la madre, peluquera de profesión, se dividía también para que no le faltara de nada a sus pupilos.