El Sevilla tiene un orgullo que es capaz de conducirlo no sólo a escalar un ‘ochomil’ sino a llegar hasta el cielo incluso si fuera esto posible. Los sevillistas estarán el viernes en su sexta final de la Europa League y repetirán en Colonia a pesar de tener enfrente a un verdadero equipazo de fútbol llamado Manchester United. Pero los hombres de Julen Lopetegui supieron apretar los dientes cuando peor lo pasaron, se encomendaron a un Bono extraordinario y le sacaron rédito tremendo al acierto en un remate de De Jong. Así es el fútbol, dos a uno en el acta redactada por el alemán Felix Brych y el Sevilla sigue optando a un nuevo título continental, algo que, a estas alturas, no puede decirlo ningún otro club español. Lógicamente, se utiliza la palabra orgullo para describir lo que esta entidad les inocula a sus futbolistas, sobre todo cuando está Monchi ahí entre bastidores, porque una palabra más soez no es algo que cuadre para el estilo de quien redacta estas líneas. Pero el Sevilla es capaz de sufrir como un animal para llegar al momento sublime de gozo por sus triunfos. Es la filosofía que se impone en la entidad y sale a relucir no pocas veces.