La salida de Carlos Álvarez del Sevilla FC, puede ser una de las peores operaciones de los últimos años, aunque todavía podría dar algún rédito más al conjunto sevillista.
El canterano salió gratis al levante UD, donde las dos últimas temporadas está rindiendo a un gran nivel, fundamentalmente esta última, donde ya lleva cinco goles y seis asistencias.
Pese a no cobrar nada por su traspaso, la entidad nervionense se guardó un 40% de sus derechos durante los tres primeros años, de los que ya lleva dos, y un 30% en la última y cuarta temporada que firmó, la 2026/27.
A sus 21 años, actualmente tiene una cláusula de 15 millones de euros, que pasaría a 25 millones automáticamente, en caso de ascenso a Primera División, ocupando actualmente puesto de Play Off.
Si el Sevilla quisiera sacar a su canterano ahora sin negociar, tendría que abonar 9 millones de euros, por lo que la lógica invita a pensar en que esperará a que se produzca un futuro traspaso a otro club y cobrar lo que le corresponda.
El caso es que los levantinistas podrían aguardar un año más, para obtener un mayor porcentaje, si es vendido a partir de junio de 2026 o incluso hacerlo con la fórmula de cesión con opción de compra obligatoria, una vez concluido su contrato, para no tener que pagar nada al Sevilla.
Algo parecido ocurrió cuando el Sevilla cedió a Arouna Koné al equipo valenciano allá por la temporada 2011/12 y este le impidió que jugara más partidos al final de la campaña, ya que había una cláusula de por la que el jugador renovaba un año más con el Sevilla, que lo había cedido en su último año de contrato, si marcaba 18 goles.
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Koné se quedó en 17 dianas y sin jugar los dos últimos partidos de Liga, firmó a coste cero por el Levante y, justo ese mismo verano, fue vendido por 4 millones de euros al Wigan…
