Pasarán decenios y se recordará a José María del Nido como el hombre de los seis títulos. Y pasará ese mismo lapso y permanecerá como una mácula imborrable su condena a siete años de prisión. Esta realidad, la de haber sido el mejor presidente del Sevilla, choca abruptamente, de la peor forma, con la otra realidad. Y cada cual pondrá en una balanza la gloria y en la otra la deshonra, y el fiel se vencerá hacia un lado o hacia otro según el juicio de cada uno. Del Nido abandona mañana la nave que ha dirigido con pulso firme, con ímpetu y hasta arrogancia durante once años, 4.213 días entre aquel 27 de mayo de 2002 en que Roberto Alés le cedió el testigo y el 9 de diciembre de 2013, día de su forzado adiós.