Joaquín Correa fue una de esas fuertes apuestas del exdirector deportivo sevillista, Monchi. El pago de diez millones de euros por un centrocampista atacante joven y casi desconocido hicieron que la gente lo recibiera con cierto recelo. El futbolista empezó como habitual suplente, saliendo al campo en las segundas partes para los minutos de refresco de compañeros o como revulsivo y su paciencia, trabajo y buen rendimiento han acabado por darle la vuelta a la tortilla hasta hacerle un fijo en los onces de Sampaoli. Tras una temporada con idas y venidas del equipo titular, el argentino ha jugado de inicio los últimos seis duelos del Sevilla, en los que ha sido habitualmente uno de los mejores.
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