La ambición de Miguel Ángel Gómez parte de la palabra felicidad: «Yo no necesito estar en un equipo que luche por ganar campeonatos. No sé si es bueno o es malo (se ríe). Pero lo veo así. Prefiero estar en un equipo de Segunda en el que me dejen trabajar, en el que me sienta útil, que en otro donde note que no estoy aportando. La clave es ser feliz en el día a día. Y a mí me da mucha felicidad seguir creando cosas. No quiero que esto parezca algo filosófico», apunta para enlazar a posteriori con su idea en el fútbol. «Yo aprendí del más grande, de Monchi. Hay veces, hablando con alguien, que surge el tema de lo bien que ficha Monchi, y sí, claro que lo hace bien. Pero eso no es Monchi. Es mucho más. La gestión que hace, su día a día, es casi más importante que fichar. No podemos olvidarnos que los futbolistas son personas. Monchi previene los problemas. Va delante del problema. ¿Cómo? Es una persona muy humana, cercana al entrenador. Dentro del club hay cosas que no vemos y controla. Eso, créame, es clave».