Despedida triunfal del Sevilla de la primera fase de la Liga de Campeones. Los blancos sumaron su cuarto triunfo en la ronda de seis partidos y, sobre todo, se metieron directamente en las venas una inyección de autoestima en estos tiempos de dudas a raíz del juego mostrado en las dos últimas derrotas contra el Chelsea y el Real Madrid. La receta, lógicamente, era el dominio de las áreas, defender la propia y atacar la ajena. La patología era evidente y la manera de recuperarse fue perfecta, con un excelente Bono en las fases de mayor exigencia del rival y con un preciso En-Nesyri en dos de las tres oportunidades claras que se le aparecieron por el camino.