Por cosas del fútbol, las tornas en este momento parecen haber dado la vuelta. Y todo coincidió por la expulsión, infantil, del portugués en el partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Racing de Santander, en el que el Sevilla cayó eliminado. En aquel encuentro, Diogo insultó gravemente al árbitro, motivo por el que fue expulsado y, posteriormente, sancionado a cuatro partidos de suspensión que cumplió en la Liga. Aquel hecho no gustó nada a su técnico, Unai Emery, que le reprochó perderle casi un mes por un calentón verbal, más que por una acción del juego en sí. Sin ir más lejos, por una acción «perfectamente evitable» en un partido.