Hace justo 12 años, el 4 de febrero de 2004, visitaba el Santiago Bernabéu el Sevilla de Joaquín Caparrós. Ese Sevilla era uno más en Primera, aunque aspiraba a subir un peldaño y abandonar la mediocridad: de la permanencia a los puestos europeos. Era el proyecto del pregonado «salto de calidad» que vendió Del Nido con Darío Silva como mascarón de proa, aunque luego la cabeza visible fuera Julio Baptista. Y ese Sevilla holló el gran coliseo madridista con una excitación muy especial. Se trataba de la ida de una semifinal de Copa. Y hacía ¡23 años! que el club de Nervión no disfrutaba de ese privilegio. El Madrid ganó 2-0, pero fue bastante engañoso ese resultado. La ilusión sevillista acortó las enormes diferencias técnicas con aquel Madrid que lideraba Zidane.