El fútbol está castigando en exceso los errores que cometen los jugadores del Sevilla. Ésta es la principal conclusión que un Míchel demasiado condescendiente sacó del partido de ayer, en el que vio mejor a su equipo de lo que reflejó el marcador. El madrileño entiende que el resultado fue exagerado para lo que mostraron Zaragoza y Sevilla, aunque también le dio mérito al rival por saber darle al partido lo que pedía después de aprovechar el primer regalo.