A los pocos meses de llegar, la final de Eindhoven, aunque antes, el mejor recuerdo de Escudé, la semifinal ante el Schalke: «Es una locura en todos los aspectos, futbolísticos, por la ciudad, por el fútbol español y para mí personalmente fue como una revancha. La semifinal contra el Schalke siempre será mi mejor recuerdo, el estadio bullía, la ciudad en Feria, en el campo me sentía poderoso, los compañeros nos mirábamos y sabíamos que eso no se escapaba… fue una explosión. No había otro que pudiera marcar, tenía que ser Antonio. Tenía una gran calidad técnica, sólo el gesto del disparo lo dice todo. Fue mi primer año en la Feria y la viví fuertemente, fui en chándal, vaya vergüenza. Luego vuelvo a Holanda para jugar en el campo del enemigo del Ajax, encima ganamos, fue muy emocionante».