Hace justo diez años encontramos al mejor Sevilla de la historia, supercampeón de Europa tras golear a uno de los mejores Barcelona, campeón de la Copa de la UEFA y campeón de la Copa del Rey. Un Sevilla que, además, peleó nada menos que la Liga a Real Madrid y Barcelona hasta la última jornada. Y un Sevilla que se gastó cinco millones de euros en un delantero como Alekssander Kerzhakov en el mercado invernal pese a tener a tres arietes de nivel como Frederic Kanouté, Luis Fabiano y Chevantón –también estaba Kepa, que dejó su ficha al ruso en enero–.