El año pasado el Eibar, un modesto equipo perteneciente a la comarca del Bajo Deva, en el País Vasco, de cerca de 28.000 habitantes, lograba un ascenso histórico a la Primera división. Era la primera vez que el conjunto armero se alzaba a la máxima categoría del fútbol español, y lo hacía sin complejos, como lo ha hecho siempre en su dilatada historia en las categorías inferiores del balompié patrio.