A la semana de la consecución del hito histórico del séptimo entorchado de la Europa League, ha sentado como un jarro de agua fría en el Sevillismo, el anuncio de Monchi de querer abandonar la nave sevillista.
Nadie entiende cómo después de los mensajes lanzados en la celebración y los días previos, el de San Fernando haya dado un paso tan importante, a sólo 2 meses de jugarse otro título europeo y a 25 días del inicio de la pretemporada.
Los motivos que nos llevan a pensar en una decisión tan radical, vienen de las injerencias en la parcela deportiva que ha estado sufriendo el Monchi durante la temporada, por parte de los rectores sevillistas.
La salida de Lopetegui, unida a la llegada impuesta de Sampaoli, ha sido rematada por la continuidad que quieren darle en esta planificación, no sólo aprobando el gasto de las adquisiciones, sino decidiendo en cuestiones de su parcela deportiva.
Monchi habría puesto pie en pared, dando un ultimátum a los dirigentes para que le dejasen trabajar con libertad o se marcharía.
En definitiva, todo estaría enfocado a las competencias del Director Deportivo y su independencia a la hora de tomar decisiones concernientes a su ámbito de trabajo.
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Ya comentó este domingo el Presidente Castro que toda herida puede cicatrizar y que se podría llegar a un entendimiento por el bien del Sevilla, aunque por ahora las distancias parecen insalvables.
