Quique Sánchez Flores hizo un gran trabajo en el Sevilla, ya que vino en el peor momento de la temporada, cuando Diego Alonso fue destituido de su cargo apenas dos meses después de su contratación.
Se ganó el respeto de la afición sevillista, siempre siendo realista con la situación que vivía el club, y conviviendo con un vestuario muy complicado, con jugadores difíciles de llevar como Ocampos, Acuña o En-Nesyri.
Hubo rumores sobre una reunión entre el propio entrenador madrileño y el club para valorar su continuidad.
Se hablaba de que ninguna de las partes lo tenían claro, parece ser que Quique estaba encantado en la ciudad y también con la posibilidad de seguir entrenando al Sevilla.
Sin embargo, tras una reunión del técnico con Pepe Castro, José María del Nido Carrasco y Víctor Orta, para explicarle la planificación y la intención de volver cómo a Europa, él decide marcharse.
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Finalmente se firma a García Pimienta, que viene de un club muy humilde, e iba a exigir bastante poco a la comisión deportiva con los fichajes, como se está viendo.