La impresión de muchos jugadores, cuando se encontraban calentando en el vestuario segundos antes de saltar al terreno de juego del Sánchez-Pizjuán, es que iban directamente a un enfrentamiento máximo con no se sabía quién…. El sonido de los tambores, el rugido de los aficionados, el calor de los miles de hinchas delataban de alguna manera que allí, en Nervión, se iba a jugar algo más que un partido. «Parecía que el estadio se iba a caer…».