Hace menos de un lustro, un equipo de la Bundesliga sorprendía al fútbol europeo gracias a una marcada filosofía ofensiva que hacía disfrutar a todo aficionado que presenciara sus partidos. Ese atractivo Werder Bremen, impreso de una doctrina sin complejos que apostaba claramente por un fútbol osado y desinhibido protagonizado por jóvenes talentos emergentes del fútbol alemán, contaba con Marko Marin, nuevo refuerzo sevillista.