Más allá de que la frustración liguera pudiera abrir un ligero debate sobre la gestión del partido frente al Barça, el optimismo y la fe siguen instalados en el sevillismo y en el club. Sampaoli, en cuatro meses, ha dado con un equipo muy vistoso que ya compite y aspira a más. Y la única pega que se le puede poner es que para ello esté dejando de lado a buena parte de la plantilla.