Hace unos años, en 2002, con Denoueix la Real Sociedad rozó la gloria y ahora con Montanier el cuadro guipuzcoano está completando otra de sus mejores campañas de la era moderna. Está claro, por tanto, que el modelo francés le acaba encajando a este equipo cada cierto espacio de tiempo. Es el déjà vu realista, la sensación de que lo que ahora disfruta no es una situación del todo nueva. El de este año ha sido un rendimiento en evolución. Con una primera vuelta decente (acabó noveno) y una segunda parte del torneo excepcional en la que ha sido el tercer equipo con más puntos sumados, los blanquiazules son una firme opción para la Champions.