Una defensa con una media de edad de 24 años, incluyendo al portero (25). Un mediocampo con una media de 23, gracias a que vuelve al once titular Tomás Pina (27). Y un delantero, que acumula nada menos que 8 goles en los 11 partidos europeos disputados desde las rondas previas que apenas tiene 21. La juventud es una de las principales señas de identidad de este fresco Villarreal que enamora al espectador neutral por su juego dinámico, rapidísimo en los movimientos con y sin balón, escurridizo como un infante que no le tiene miedo a nada. Ésta, la frescura sin presión de un equipo joven y eléctrico, es la mejor baza del equipo de Marcelino, que echará de menos a una de sus piezas clave, Cheryshev.