El Sevilla, consciente de la complejidad de atar al italiano, no ha arrojado la toalla y está abierto a subir la apuesta por el delantero de 25 años hasta los doce millones de euros, lo que significa superar el límite autoimpuesto de diez kilos. Un esfuerzo económico que difícilmente irá más allá si el Borussia Dortmund no cede en sus exigencias.