El Sevilla no levanta cabeza. El aroma a naufragio parece haberse instalado con fuerza en el juego del conjunto nervionense, al que todavía no le basta ni con el orgullo rojiblanco ni con la predisposición refrescante de su nuevo entrenador para recuperar el buen tono que demostró tener el curso pasado. Su reciente visita al Bernabéu supuso otro estocazo que prolonga más si cabe la escasez de puntos y que sepulta al equipo hasta la decimoquinta posición de la tabla, al filo de los puestos de descenso.
Si bien es verdad que el fútbol planteado por Jorge Sampaoli ha venido pecando de falta de definición, al Real Madrid supo jugarle de tú a tú hasta el suspiro final del encuentro, sin complejos, a pesar del 3-1 reflejado en el electrónico. Las cifras de los últimos cinco partidos son bastante pobres: una derrota, tres empates y un solo triunfo. Ni en Liga ni en Champions dan los sevillistas muestras de mejorías, y es que en el campeonato nacional acumulan una decena de puntos en once jornadas, mientras que en Europa llevan cuatro duelos sin conocer la victoria.
Con este escenario de por medio, ahora toca ser más efectivos y remontar a golpe de ambición, aunque las semanas que se presentan por delante no sean precisamente las más idóneas para ello. Si la idea pasa por devolver el entusiasmo al sevillista, el cuadro palangana deberá conseguir en apenas cuatro fechas todo aquello que no ha sabido amasar en este par de meses de competición.
Engarzar dos triunfos consecutivos tal vez sea un buen comienzo, uno de esos placeres que ya casi no recuerdan los aficionados. El reto a corto plazo no admite concesiones, teniendo en cuenta que los de Sampaoli jugarán Liga y Champions en cuestión de diez días. La ruta es caprichosa: primero el Copenhague, luego el Rayo Vallecano, después el Mánchester City y, por último, el Real Betis Balompié en un derbi que nunca rebaja su nivel de exigencia.
En el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán ya se han disputado hasta siete partidos esta temporada, y en ninguno de ellos el Sevilla ha salido vencedor. La urgencia empieza a ser un estado de ánimo, una sombra inseparable que está poniendo en tela de juicio la capacidad de respuesta de los jugadores, del cuerpo técnico y del propio presidente del club. La falta de rumbo se ve reflejada incluso en los pronósticos que el aficionado medio va dejando en las principales casas de apuestas del país, donde ni siquiera las apuestas mundial son capaces de generar tanta participación en detrimento de un mismo club.
El horizonte asusta. El primer examen que el Sevilla debe superar es la cita contra el Copenhague, y es que derrotar este martes a los daneses y quedar terceros de grupo traería consigo la clasificación matemática para la Europa League de la campaña que viene. Si además de esto el City consigue derrotar al Borussia Dortmund, los sevillistas tendrían opciones de obtener el billete para los octavos de la Champions, siempre que ganasen a los de Guardiola en la última fecha. Sin embargo, esta posibilidad se siente a día de hoy como una misión imposible.
En cuanto al campeonato liguero, los andaluces recibirán el sábado al Rayo, un equipo que no le tiene miedo a nadie, que sólo ha perdido uno de sus últimos cinco encuentros y que se sitúa al borde de las plazas europeas. Tampoco será sencillo superar al Betis en la siguiente jornada, sobre todo porque los de Heliópolis van quintos y están demostrando mucha regularidad en el buen juego que despliegan jornada tras jornada. En cuestión de un par de semanas, el Sevilla competirá por su futuro en Europa, su dignidad a nivel nacional y su orgullo en la ciudad a la que pertenece.
El repaso histórico alerta de la deriva. Con el tropiezo en el Bernabéu, esta nueva etapa de Sampaoli tras el cese de Lopetegui acaba de registrar su primer duelo perdido. Se trata del tercero que el equipo suma este año en Liga, es decir, los mismos que cosechó en toda la campaña pasada. De hecho, atendiendo a las estadísticas, el Sevilla no ha tenido un comienzo liguero tan malo como este en los últimos veinte años.
La solidez defensiva y el acierto en ataque que demostró tener el conjunto rojiblanco en la 2021/2022 es en la actualidad un espejismo al que no resulta fácil dar esquinazo. El número de goles recibidos y marcados hasta la jornada once de aquel momento era de 9 y 19 respectivamente, unas cifras que se alejan de las vividas en el mismo periodo de este curso: 18 tantos en contra y sólo 11 a favor. El tiempo se agota y la paciencia de los aficionados no es, ni mucho menos, infinita.