El club francés, que empieza la pretemporada antes que el cuadro sevillista, está obligado a solucionar este tema cuanto antes. Y si no tuvo problemas en abonar 22 millones de euros para despedir a Blanc, el Sevilla piensa exprimir el limón al máximo y considera que la cantidad que dilata ahora mismo el acuerdo (los impuestos que genere el pago de la cláusula de Emery de 1,5 millones) debe ser una propina para la cartera de Nasser Al-Khelaifi, dueño del PSG.