Una de las consecuencias que ejercen sobre el fútbol los cambios que se producen en la sociedad está en que el fútbol en la calle, la expresión más espontánea que siempre tuvo en la infancia este deporte, se eliminó cuando los niños empezaron a no poder jugar solos fuera de sus casas. Proliferaron las escuelas de fútbol – los únicos viveros ya-, factorías academicistas que ofrecen al alumno un montón de valores tácticos, técnicos, posicionales, de compañerismo, respeto… que acaban fabricando un futbolista muy completo, disciplinado y versátil.