Duele ver al Sevilla vagando por la mitad de tabla con apenas 24 puntos como si fuera el Espanyol o el Getafe, cuando no hace tanto se codeaba con los mejores equipos de Europa. El año pasado terminamos con 70 puntos y a solo 3 del Barcelona, que terminó subcampeón en una Liga ganada por el Real Madrid con mucha claridad.
Solo 3 puntos separaron el Sevilla de la clasificación directa para la Champions League y del subcampeonato de la Liga española. El Sevilla tenía mimbres de equipo de Champions, pero, en el comienzo de la nueva temporada, las cosas se dieron como se dieron, y ahora parece que la diga se nos ha puesto bastante cuesta arriba.
Sin embargo, no todo está perdido. El Sevilla todavía tiene posibilidades de volver a competir con la máxima exigencia de las competiciones europeas. La reciente victoria sobre el PSV así lo demuestra, tanto por su contundencia como por las sensaciones que desprendió el equipo en esos cinco minutos mágicos que sentenciaron a los holandeses. ¡Pelos como escarpias ante una nueva carrera para levantar la Europa League!
¿Qué es lo que salió mal?
Uno de los principales problemas que ha lastrado al equipo durante los primeros meses de la temporada fue la venta a última hora de Jules Koundé al Barcelona. El rendimiento extraordinario del defensa francés durante los últimos años lo había convertido en el líder de la línea defensiva, y su marcha no dejó apenas margen de maniobra para encontrar un reemplazo y ‘rediseñar’ la defensa.
Nianzou llegó dos semanas después con informes prometedores desde el Bayern de Múnich. Es evidente que se trata de un jugador con un gran potencial. Sin embargo, el comienzo adelantado de la Liga y los problemas de adaptación lingüísticos, culturales y deportivos no le pusieron las cosas fáciles ni a él ni a Lopetegui. Los resultados hablaron por sí solos.
La influencia del mundial
Otro aspecto que conviene tener muy presente en el declive inicial del equipo fue el Mundial de Catar y su extraña programación en mitad de la temporada. Pese a nuestros repetidos éxitos de los últimos años, el Sevilla no deja de ser un equipo vendedor percibido por muchos jugadores como un trampolín para llegar luego al Real Madrid, al Barcelona, al City o al PSG. Y esto se notó mucho en las semanas previas al mundial.
Consolidado como el mejor escaparate a nivel internacional, el Mundial era una cita que nadie quería perderse, y jugadores sevillistas como Acuña, Montiel, Papu Gómez, Alex Telles o Delaney hicieron todo lo posible para evitar el riesgo de lesión y de cansancio durante la primera mitad de la temporada. Esto se notó considerablemente en su rendimiento, y afectó más al Sevilla que a otros clubes que compiten habitualmente por el título de Liga.
Las malas decisiones
Está claro que también hubo malas decisiones, muchas, en muchos estamentos del club. No fue el mejor año de Monchi en el mercado de fichajes, aunque tampoco se le puede culpar. No se pueden encontrar estrellas a precio de saldo todos los veranos. No se podía negar a Koundé su merecido traspaso al Barça. Y el verano no era el momento de sacar la billetera cuando el Mundial estaba a la vuelta de la esquina y podía destapar nuevos cracks.
Lo de Lopetegui es una historia aparte donde cada quien tiene su opinión. Capaz de lo mejor y de lo peor, Lopetegui es un entrenador que no deja indiferente a nadie. El caso es que el Sevilla estaba en una posición muy difícil el pasado mes de octubre, y que su marcha era inevitable. Con el tiempo, parece que traer de vuelta a Sampaoli fue más que acertado.
Sampaoli inspira confianza
El equipo se ha visto transformado para bien desde la llegada de Sampaoli, que conoce la casa y que además tenía grandes planes para algunos de los jugadores que ya estaban en la plantilla. El cambio está siendo tan notable que el entrenador argentino vuelve a estar en el punto de mira de los principales equipos de Europa, lo que está haciendo saltar las alarmas en el Sánchez Pizjuán.
Esta historia ya la conocemos. En 2017, Sampaoli volvió a estar en boca de todos cuando se rumoreaba que podía salir rumbo al Barcelona tras la marcha de Luis Enrique. Sin embargo, al final fue el combinado argentino el que se llevó al entrenador, una llamada irrenunciable que fue entendida y perdonada por la afición sevillista.
Ahora que tenemos de vuelta a Sampaoli en el banquillo, el Sevilla vuelve a respirar aires de triunfo, sobre todo en la Europa League. Hace falta tiempo y unos cuantos fichajes para volver a hacer un equipo arrollador, pero las cosas pintan bien. Y, en Liga, solo nos separan 9 puntos de Europa. Ya hemos conseguido cosas más difíciles en el pasado. ¡Vamos, Sevilla!