En la memoria del madridismo y sus dirigentes no está, sin embargo, el gran favor que el Sevilla FC le hizo hace algo menos de dieciocho años. En el último partido que disputó el equipo blanco en la Champions League de la 97/98, el club capitalino vivió uno de sus capítulos más vergonzosos de su historia contemporánea. Los Ultras Sur derribaron una de las porterías del Santiago Bernabéu antes del choque de semifinales ante el Borussia de Dortmund y la UEFA decidió cerrar el estadio de Concha Espina por un partido.