Una década hace ya que Sergio Ramos se puso la camiseta de la selección. Y ya no se la quitó más. También se van a cumplir diez años del fichaje del futbolista de Camas por parte del Real Madrid, en cuyo estadio ha debido perder sentido ese simpático «sevillanos, yonquis y gitanos» gracias a uno de sus capitanes. Y eso que el sevillano, camiseta que se pone, camiseta que no devuelve. Ni siquiera las antiguas: «Aunque algunos no lo entiendan, sigo siendo sevillista y también madridista», afirmó el jugador sevillano en la rueda de prensa en la que él e Iniesta atendieron a los medios de comunicación.