Desde el pasado invierno el jugador jiennense tiene barra libre para buscar un futuro apetecible. Eso sí, con una condición sine qua non; para poder marchar deberá presentar sobre la mesa una oferta lo suficientemente suculenta como para paliar el gasto que en su día los nervionenses efectuaron por él. Es decir, cuatro millones de euros como base para sellar su adiós.