Mucho han cambiado las cosas en el Sevilla desde que Monchi pasara de ser delegado a director deportivo en el verano de 2000. “El club era un desastre y yo hacía de todo. El entonces presidente, Roberto Alés, me propuso ser director deportivo y yo no tenía ni idea. Además, me tenía que bajar el sueldo, porque de delegado cobraba mi ficha de portero”, recuerda.