El Sevilla se ha convertido en los últimos años en un auténtica trituradora de entrenadores. Esto ha provocado un daño prácticamente irreparable en las cuentas del club, que va a presentar unas pérdidas de más de ochenta millones de euros en la próxima Junta de Accionistas.
Uno de los finiquitos más importantes, junto al de Julen Lopetegui, fue el de Jorge Sampaoli, que ocupó el puesto del vasco cuando fue destituido. El entrenador argentino vivió una segunda etapa muy poco exitosa en Nervión, que apenas duró unos meses.
Después de su periplo en Sevilla, llegó José Luis Mendilibar, y el equipo acabó ganando la séptima Europa League. A los pocos días se anunció que Sampaoli era el nuevo entrenador de Flamengo, donde también fue destituido rápidamente.
Ahora vuelve a encontrar trabajo y lo hará en Francia, en el Stade Rennes. Le han preguntado por sus últimas experiencias en Brasil y en España y ha dejado un pequeño dardito al Sevilla:
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«Mi nivel de exigencia a veces llega a ser demasiado alto en comparación con las exigencias de los clubes en los que he trabajado últimamente. Pero me doy cuenta de que estas ambiciones son excesivas y quizás inalcanzables, y esto es algo que debo cambiar. Tengo que mejorar esto para quedarme más tiempo aquí en Rennes».
