No tiene razón siempre Ocampos cuando muestra su malestar al ordenarse su sustitución por otro compañero. Incluso desde este rincón se le ha criticado por el ello en alguna ocasión porque supone una falta de respeto para el que entra de la plantilla sevillista. Pero esta vez sí podía estar enfadado porque era el único que estaba cerca de intentar meter el segundo gol. Lejos de conocer los motivos físicos de las decisiones del cuerpo técnico, aunque a tenor de la cara del protagonista ésa no puede ser la razón, se ha convertido ya en la sustitución preferida de Lopetegui y allá que se va el argentino con el gesto de no creerse nada. Sobre todo, en días como éste, en el que él era el único peligro.