Al Sevilla hay que reconocerle que ha sabido encauzar el rumbo justo a tiempo con una clasificación europea que aminora los efectos de una temporada de difícil clasificación, con el hito de los cuartos de final de la Liga de Campeones y la sonrojante derrota en la final de la Copa del Rey. El Sevilla del mayor presupuesto de la historia, un presupuesto acorde a su crecimiento y a su establecimiento durante tres temporadas consecutivas en la Liga de Campeones, encontró el premio menor de la Liga Europa gracias a la oportuna y urgente irrupción de Joaquín Caparrós. El utrerano ejerció de reanimador de un equipo muerto que llevaba nueve partidos sin ganar desde el memorable triunfo en Old Trafford. Y en tres partidos logró la meta.